EL ORO DE MOSCÚ
Siguiendo la línea de Torrente, Jesús Bonilla reunió a su grupo de amiguetes y nos ofreció esta disparatada comedia coral que tiene sus buenos momentos de humor y un argumento que, si bien no es muy original, entretiene.
Por una extraña coincidencia del destino, el empleado de un hospital recibe una importante información confidencial de un anciano moribundo, y la comparte con un supuesto amigo. Es así como emprenden una aventura rocambolesca y disparatada que no conduce a ninguna parte. Entonces, muy a su pesar, se confían a otras personas que también van cayendo en el pozo sin fondo que implica descifrar el enigma.
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